1. En el comienzo está la memoria de la denuncia, “no podéis servir a Dios al dinero”, y el recuerdo de que cuando se comparte, “pudieron comer todos hasta quedar satisfechos”.
2. Y la memoria se hace interpelación personal con la voz y la presencia de los que no hallan un modo digno de vida para ellos y sus hijos, provocándonos el “no hay derecho”, esto “ofende al mismo Dios”.
3. Y desde la indignación ética nos vemos reclamados al conocimiento crítico de la realidad, para comprenderla en sus relaciones materiales y morales más determinantes, “porque si un ciego guía a otro ciego…”.
4. Y el conocimiento crítico de la realidad nos recuerda que aún hay un mundo más allá del nuestro, donde las pobrezas y la exclusión degeneran, más si cabe, en pecado estructural de inhumanidad que, por acción u omisión, compartimos.
2. Y la memoria se hace interpelación personal con la voz y la presencia de los que no hallan un modo digno de vida para ellos y sus hijos, provocándonos el “no hay derecho”, esto “ofende al mismo Dios”.
3. Y desde la indignación ética nos vemos reclamados al conocimiento crítico de la realidad, para comprenderla en sus relaciones materiales y morales más determinantes, “porque si un ciego guía a otro ciego…”.
4. Y el conocimiento crítico de la realidad nos recuerda que aún hay un mundo más allá del nuestro, donde las pobrezas y la exclusión degeneran, más si cabe, en pecado estructural de inhumanidad que, por acción u omisión, compartimos.
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